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VIVO EN UNA SOCIEDAD DE MIERDA, SÍ SÍ… DE MIERDA

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Alguien debería hacer algo, parar el sistema. Ya no por la crisis económica, sino por la crisis tan bestia de valores que vivimos. Resulta que ahora también está imputada la familia de Doña Letizia Ortiz, la princesita de Asturias, por presunto alzamiento de bienes. Es decir, habrían ocultado una propiedad por miedo al embargo. El guión de la película de ciencia ficción que vivimos los españoles avanza y todo parece apuntar a que el final será apoteósico.

Cuando mi generación iba a la escuela siempre te intentaban inculcar lo mismo: “hay que estudiar, los que estudian son los que llegan lejos”, “no hay que robar ni engañar, hay que ganarse el pan con el propio sudor de la frente”, “Los políticos, los banqueros y los reyes son unos señores respetables vestidos de traje a los que hay que obedecer porque van a velar por la seguridad de los ciudadanos”. Me río yo de todo, me rió y hago un corte de mangas en toda regla. Todo era una farsa plagada de mentiras e hipocresía y ahora nos toca a los jóvenes pagar con las consecuencias.

Que le expliquen al recién licenciado en ingeniería que no podrá trabajar porque cuatro cara duras se han cargado el sistema. Que le digan al que tanto le costaban las matemáticas y estuvo a punto de tirar la toalla varias veces que después de todo el sacrificio no va a poder administrar y dirigir una empresa porque muchas están cerrando. Que le expliquen al que estudió letras que su trabajo vale cuatro duros y a veces ni eso. Que le expliquen al chavalín que podía presumir de conducir un Mercedes cuando iba a la obra que el encanto de la varita mágica se terminaba y se iba a quedar como cenicienta, sin carroza y en harapos.

Ahora el trabajo es nuestro, somos nosotros, la gente joven los que tenemos que recuperar la confianza en nosotros mismos y darle la vuelta a la gran mentira que hemos vivido. La sociedad esta construida sobre una capa fina de mierda pero todavía es posible que florezca en la cima. Hay que pararse, respirar, recapacitar, y con aceptación entender que el mundo no era lo que un día nos contaron…